En los últimos años con la pandemia y la guerra de Ucrania se han producido efectos no previstos, especialmente en el campo industrial y socioeconómico, factores como, la inflación, la bajada del euro, los problemas logísticos ( incremento de los fletes, poca fiabilidad de las entregas, incremento de plazos ) y alza de los costes energéticos.

Ante estas circunstancias las empresas creen que tal vez seria viable que parte de la producción volviese al país consiguiendo un mayor control y estabilidad de la actividad empresarial.

Las empresas reflexionan sobre las posibilidades de las nuevas ventajas que permiten las nuevas manufacturas. Sustituyendo parte del factor trabajo por tecnología, el incremento de efectividad, una mayor automatización y digitalización así como aprovechar la próxima irrupción del rapid manufacturing. Todo ello facilitaría el escenario para facilitar la decisión de decantar a las empresas por la relocalización de manera gradual, favoreciendo el incremento de la competitividad y generando también ventajas en factores colaterales como son : incremento del PIB, reducción del paro y refuerzo de los atributos diferenciadores aprovechando la innovación y la creatividad. Es decir, relativizando las ventajas competitivas de los fabricantes orientales.

También se dinamizarían las actividades universitarias en el entorno de las ingenierías de producto y proceso , el diseño industrial y la transferencia tecnológica. Todo ello posibilitaria la verdadera reindustrialización de nuestro país.

Evitemos el espejismo de la deslocalización y apliquemos más el pensamiento lateral y la reflexión dentro de nuestras empresas Pymes.

Por José Tresserras